
El desperdicio alimentario en la gran distribución
El desafío del desperdicio alimentario en la gran distribución
Semanalmente, alrededor de 25 millones de kilogramos de alimentos perfectamente consumibles acaban siendo desechados.
Este fenómeno, conocido como desperdicio alimentario, es especialmente significativo en la gran distribución, incluyendo supermercados y grandes superficies.
Al manejar volúmenes masivos de productos, la gran distribución enfrenta también grandes retos en la gestión de inventarios.
Aspectos como la demanda fluctuante y el control de las fechas de caducidad, pueden derivar en excedentes y en desperdicio.
La gestión eficiente de la logística resulta crucial para reducir pérdidas y optimizar recursos.
La Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario
El Congreso de los Diputados aprobó en marzo de 2025 la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, normativa que obliga a todos los agentes de la cadena alimentaria a desarrollar planes de prevención para minimizar el desperdicio.
Además, se prioriza la donación de alimentos aptos para el consumo humano a entidades sociales y, cuando esto no sea posible, su uso en alimentación animal o la producción de biocombustibles.
Implicaciones de la Ley para los distribuidores de alimentos
Para los distribuidores de alimentos, la Ley de Prevención de las Pérdidas y Desperdicio Alimentario implica varias responsabilidades clave:
- Elaboración de planes de prevención: En los que se identifique los puntos críticos en los que se genera desperdicio y el establecimiento de medidas correctivas.
- Donaciones obligatorias: Los supermercados con más de 1.300 metros cuadrados deben firmar acuerdos de donación con entidades sociales para garantizar que los alimentos no vendidos, pero aptos para el consumo, lleguen a quienes los necesitan.
- Promoción de productos con imperfecciones: Fomentar la venta de productos con defectos estéticos, o cercanos a su fecha de consumo preferente, para evitar su descarte innecesario.
La adopción de medidas y nuevos procesos, que implican desde un mejor control sobre las fechas de caducidad, supone una gran oportunidad para mejorar los sistemas de gestión.
El establecimiento de un proceso integral de análisis, implementación y seguimiento, que garantice la seguridad alimentaria y una distribución segura, supone minimizar el desperdicio y optimizar los recursos.
Beneficios de la reducción del desperdicio alimentario
Abordar el desperdicio alimentario no solo cumple con la legislación, sino que también ofrece ventajas significativas:
- Contribuye a disminuir la huella de carbono y el uso de recursos naturales asociados a la producción de alimentos que no se consumen.
- Mejorar la rentabilidad a través de una gestión eficiente de inventarios y la reducción de pérdidas.
- Contribuir a la seguridad alimentaria y apoyar a comunidades vulnerables, lo que mejora la imagen pública y fortalece la relación con los consumidores.
El desperdicio alimentario en la gran distribución es un reto significativo, pero también una oportunidad para implementar prácticas más sostenibles y eficientes.
Apostar por una gran distribución responsable no solo es una obligación legal, sino una estrategia que genera beneficios económicos, sociales y ambientales.
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