
El cerdo ibérico, sus partes más apreciadas
Hablar del cerdo ibérico es adentrarse en un mundo lleno de matices, sabores y tradición. Entender los cortes y sus particularidades es adentrarse en su propio universo de sabor y calidad.
Este animal único es el corazón de una gastronomía que lleva siglos conquistando paladares en todo el mundo.
Sin embargo, lo hace especial es el conocimiento y el cuidado que se ponen en cada parte que se aprovecha para que llegue a la mesa con la mejor calidad.
Su alimentación, su crianza en dehesas y su genética, son lo que hace del cerdo ibérico un verdadero tesoro gastronómico.
Un animal singular con historia
El cerdo ibérico es una raza autóctona de la península Ibérica, adaptada perfectamente a los ecosistemas de dehesa.
Estos paisajes de encinas y alcornoques permiten que el cerdo ibérico se alimente de bellotas y pastos naturales, lo que influye directamente en el sabor y la textura de su carne.
Su crianza tradicional, junto con su genética única, dan como resultado una carne veteada de grasa infiltrada que le otorga una jugosidad y aroma inconfundible.
Esta combinación de factores naturales y cuidados artesanales convierte al cerdo ibérico en un producto inigualable.
Las partes más apreciadas del cerdo ibérico
El aprovechamiento integral del cerdo ibérico forma parte de la cultura gastronómica española, pero cada corte tiene su propia personalidad y un destino culinario que lo hace especial:
Jamón ibérico
El jamón ibérico es la joya de la corona, apreciado tanto en España como a nivel mundial.
Elaborado a partir de las patas traseras del animal, su curación lenta y cuidadosa puede durar entre 24 y 36 meses.
El resultado es un producto de sabor profundo, con matices dulces y salados que evolucionan en boca y dejan una sensación untuosa y persistente.
Paleta ibérica
La paleta ibérica procede de las patas delanteras, por lo que comparte muchas de las virtudes del jamón aunque con un sabor más intenso y una textura más fibrosa.
Su curación suele ser un poco más corta, de entre 18 y 24 meses, para ofrecer una experiencia gastronómica de primer nivel.
Lomo ibérico
El lomo ibérico es otro de los grandes tesoros de esta raza. Se elabora a partir de la pieza que recorre el espinazo del animal.
Su sabor es suave y aromático, convirtiéndo en un corte ideal para quienes buscan la esencia del ibérico con un toque más especiado después de su curación.
Presa, secreto y pluma
Estos son cortes frescos del cerdo ibérico, muy valorados en la cocina actual.
La presa ibérica, ubicada junto a la paleta, destaca por su jugosidad y por un equilibrio perfecto entre magro y grasa.
El secreto ibérico, una pieza que se obtiene a la altura de las costillas, tiene un veteado excepcional que aporta una textura casi melosa.
La pluma ibérica, por su parte, está situada en la parte delantera del lomo, resultando tierna y delicada.
Un sabor que nace de la naturaleza y el respeto
El sabor inconfundible del cerdo ibérico es fruto de un equilibrio perfecto entre la alimentación natural, la crianza en libertad y el saber hacer tradicional.
La dieta a base de bellotas durante la montanera, aporta matices dulces y tostados característicos de estos cortes.
Además, el ejercicio constante en las dehesas contribuye a que la grasa se infiltre en el músculo, logrando la textura suave y jugosa tan característica.
En Grup Alimentari Disteco conocemos muy bien el valor del cerdo ibérico y sus cortes más apreciados, por eso trabajamos estrechamente con ganaderías locales que respetan los ritmos naturales de la dehesa y apuestan por un modelo de producción responsable.
Este compromiso con la calidad y la cercanía permite que nuestros clientes disfruten de la carne ibérica en su mejor versión, manteniendo intacto todo su sabor y autenticidad.