
El color del vino nos indica sus sabores y calidad
El color del vino como una ventana a sus sabores y calidad
El color del vino es mucho más que una característica visual para reconocer de manera general su sabor y origen.
Se trata de una pista clave para identificar desde el proceso de vinificación hasta su perfil sensorial.
Cada tono tiene una historia que contar y comprenderlo puede mejorar enormemente nuestra experiencia al disfrutarlo.
Desde un brillante rojo rubí hasta un dorado profundo, el color del vino nos habla de lo que está por venir en el paladar.
El color revela información fundamental que, cuando se entiende correctamente, puede ayudar a anticipar lo que se está por descubrir en cada copa.
Aquí exploramos cómo el color del vino, desde los vinos blancos hasta los tintos y sus variantes, es un reflejo de su calidad, su evolución y lo que podemos esperar de él.
Factores que determinan el color del vino
El color de un vino está determinado por diversos factores que van más allá del color de la uva que se utiliza en su elaboración:
- Tiempo de maceración: Cuanto más tiempo permanecen los hollejos en contacto con el mosto, más color extrae el vino.
- Edad del vino: Con el tiempo, los vinos rojos pueden volverse más claros y adquirir tonos teja, mientras que los blancos evolucionan hacia el dorado o ambarino.
- Crianza y conservación: La fermentación y envejecimiento en barricas de madera afectan la intensidad y tonalidad del color.
- Variedad de uva: Por supuesto, las diferentes variedades de uva contienen distintos niveles de pigmentos naturales llamados antocianos, que son los responsables de los tonos rojizos y violáceos en los vinos tintos.
Tipos de vinos según su color
- Vinos blancos: Puede variar desde tonos pajizos hasta dorados profundos. Mientras los vinos jóvenes suelen presentar tonalidades más claras, los de guarda pueden mostrar reflejos dorados o incluso ambarinos.
- Vinos rosados: Se ubican entre los blancos y los tintos en cuanto a intensidad de color y, dependiendo del tiempo de maceración con las pieles, pueden adquirir tonos desde un rosa pálido hasta un frambuesa intenso.
- Vinos tintos: Pueden presentar una amplia gama de colores, desde un rojo violáceo en los más jóvenes hasta un rojo teja en los más envejecidos. Los taninos y la acidez influyen en la evolución del color con el tiempo.
La relación entre el color y la calidad del vino
Observar el color de un vino puede dar algunas pistas sobre su estructura y, sobre todo, sobre su calidad:
- Brillo y limpidez: Indican frescura y correcta elaboración.
- Intensidad del color: A mayor intensidad, suele haber mayor concentración de sabor y cuerpo.
- Evolución cromática: Cambios hacia tonos marrones pueden ser señal de oxidación o envejecimiento.
Por lo tanto, el color del vino es una herramienta clave para entender, desde su origen, edad y calidad hasta su estructura y perfil sensorial.
Saber interpretar los matices del vino permite disfrutarlo con mayor aprecio, el color puede decirnos mucho de ello y considerar su elección a conciencia.
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