Dieta en invierno
La dieta alimentaria en invierno
Una dieta saludable ayuda a equipar nuestro sistema inmune para enfrentar cualquier agente externo, pero ¿Es realmente necesario cambiar la dieta en invierno?
Durante la temporada de invierno hay muchos más platos de cuchara y entrantes calientes, mientras que las ensaladas y los postres fríos tienden a desaparecer.
Sin embargo, los especialistas aseguran que no hace falta hacer un cambio drástico en cuanto a las calorías, ni tampoco optar por una dieta más rica en proteínas y, mucho menos, modificar la hidratación.
Aspectos fundamentales de una dieta para el invierno
Sea por costumbre o por gusto, los platos de otoño e invierno se transforman en una condición para sentarnos a la mesa y disfrutar al abrigo de las recetas tradicionales.
Lo cierto es que, esos platos caseros con sabor a hogar llevan también la sabiduría de los alimentos de estación, aspecto central en una dieta equilibrada.
Toda planificación nutritiva por temporada debe conciliar:
- Alimentos de temporada: la maduración de los alimentos cambia en cada estación, por eso es importante consumirlos en su tiempo justo y, durante el invierno las opciones son muy ricas: calabazas, acelgas, espinacas y coles se convierten en la pieza estrella de cualquier guarnición, acompañando a carnes o pescados.
- Vitamina C: en el momento justo en que necesitamos un aumento de la vitamina C, las frutas y verduras de estación son las que hacen su mejor aporte para aumentar las defensas de nuestro sistema inmune.
Entre las más destacadas están los pimientos, el brócoli, los pomelos, fresas y arándanos, además de naranjas y mandarinas.
- Vitamina D: con la baja radiación solar durante el invierno, el cuerpo necesita ayuda para obtener este importante nutriente y puede ayudarse mediante una alimentación rica en pescados azules, productos lácteos y yemas de huevo, así como de algunas setas y piezas de carne roja.
Mantener la hidratación: beber infusiones calientes resulta insuficiente, es importante beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día, al igual que el resto del año, pues esto ayuda a mantener el buen funcionamiento del organismo.
- Cambiar las preparaciones: además de los platos de cuchara, las verduras, legumbres, carnes y frutas ofrecen múltiples formas de preparación.
Preparar purés, sopas, tortillas, ensaladas tibias y verduras grilladas son algunas alternativas de guarnición, mientras que las frutas pueden consumirse en compotas o asadas, para acompañar un desayuno o una merienda saludable.
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