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Beber vino cada vez es más saludable
Tomar un vaso de vino tinto a diario con la comida reporta beneficios a múltiples niveles. Esta bebida es un buen aliado para la salud cardiovascular ya que ayuda a elevar los niveles de colesterol bueno en la sangre, evitando así la aparición de complicaciones cardiovasculares.
El resveratrol, uno de sus componentes, frena los efectos del estrógeno, ayudando así a bloquear el crecimiento de células cancerígenas del cáncer de mama y del cáncer de pulmón. El resveratrol produce además efectos neuroprotectores, ayudando a evitar la aparición de Alzheimer y previniendo la demencia.
El vino tinto puede ser un interesante aliado en la lucha contra los kilos de más. Esta bebida es capaz de activar un gen que impide la formación de nuevas células de grasa y estimula al organismo para que depure o elimine aquellas células de grasa que ya se han formado.
Ciertos componentes presentes en las uvas fermentadas ayudan a luchar contra los estreptococos y las bacterias, convirtiendo al vino en un buen aliado contra la caries, la gingivitis y los dolores de garganta.
El vino es una bebida también es saludable para el riñón. Las propiedades antioxidantes y astringentes del vino tinto evitan que las bacterias puedan adherirse a los riñones y tampoco a la vejiga, lo que facilita el filtrado y reduce los episodios de infección urinaria.
La ingesta de vino puede ser un buen comienzo en el camino hacia una alimentación sana. Numerosos estudios demuestran que las personas que consumen una copa de vino al día tienen tendencia a alimentarse de una forma más sana.
El vino además ayuda a limpiar el paladar y permite que los sabores se disfruten más.